Parkour: Ejerciendo el derecho al espacio urbano a través del deporte

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Parkour: Ejerciendo el derecho al espacio urbano a través del deporte
Alejandro Castro       Traceur y Arquitecto Técnico
Joseba Torronteras   Traceur y Estudiante de Información y Documentación
Adaptación de la ponencia impartida en el evento “Jornadas de Procesos Urbanos”.
Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de Somosaguas, de la Universidad Complutense de Madrid.
7 de Mayo de 2013

 

RESUMEN: El desplazamiento mediante el uso del cuerpo es algo natural en el ser humano y sin embargo, todos los que deciden profundizar en esta práctica mediante el parkour comienzan una relación con su entorno diferente a la que tenían antes. Además, adquieren conciencia de los límites que la sociedad impone a los que viven en las ciudades. ¿Los traceurs sobrepasan esos límites? ¿Qué reacciones suele tener la sociedad ante el parkour? Se analizarán estas cuestiones desde el punto de vista del Traceur y del uso del espacio público.

 

Traceur significa trazador en francés, y en femenino es traceuse. Los que se inician en esta disciplina suelen empezar viendo vídeos de traceurs entrenando para quedar después con algún amigo y salir a la calle a buscar barandillas, obstáculos y edificios en los que poner en práctica sus capacidades.  Algunos ni siquiera son conscientes de que existe el concepto parkour hasta que buscan más información sobre lo que están haciendo.

A la mayoría de los niños les gusta jugar en los parques, corriendo, saltando y trepando sin preocuparles si está bien visto por la sociedad, o si es algo aceptable que esté dentro de las normas. Conforme vamos creciendo nos enseñan que existen unos límites no sólo en el comportamiento que debes tener sino también la propia ciudad, en la calle. Hay un sitio para caminar, un sitio para los coches, incluso carriles bici.

¿Qué pasa si alguien hace algo fuera de esos límites? ¿Qué pasa si alguien cuando ya ha dejado de ser un niño decide seguir jugando en la calle? ¿Acaso el cuerpo humano pierde la habilidad de jugar cuando crece? ¿Y si alguien decide comprobar de qué es capaz, pero saliéndose del parque o de los sitios habilitados para tales fines y sale a explorar todo el espacio urbano?

Aunque los inicios del parkour como disciplina tuvieron lugar a finales de los 80, hay que volver un poco más atrás, al siglo XIX.

Georges Hébert, oficial de la marina francesa e instructor de educación física, observó en África cómo los indígenas de algunas tribus tenían un desarrollo físico extraordinario. Tal como Georges Hébert dijo, eran flexibles, resistentes, capacitados… y todo sin haber tenido más entrenamiento que la propia adaptación a la naturaleza. A raíz de esto, en el año 1912 publicó un sistema de entrenamiento al que nombró el Método Natural.

En este método analizó el control del cuerpo, la mente y el espíritu para desenvolverse con fluidez ya fuera corriendo, trepando o nadando. Cabe destacar que fue uno de los primeros en utilizar recorridos de obstáculos como método de entrenamiento, que en francés se conoce como parcour.

Además en el método natural estableció como elementos importantes de un buen entrenamiento la libertad de acción, es decir, que cada uno entrene a su ritmo y según sus posibilidades; combinar varios tipos de ejercicios usando la creatividad; la práctica al aire libre y en plena naturaleza y la no-competición, reconociendo que las personas necesitan ayuda mutua. Una máxima suya es Ser fuerte para ser útil, una frase que conocen seguramente todos los traceurs.

Ahora, damos un salto adelante, hasta finales de los años 80. Surgió un movimiento de jóvenes en los barrios Evry y Lisses, de París que fueron instruídos en el método natural que hemos comentado por Raymond Belle, ex-soldado y bombero francés. Algunos de estos jóvenes, entre los que se encontraban Châu Belle-Dinh, Williams Belle, Yann Hnautra, Laurent Piemontesi, Sébastien Foucan y David Belle (hijo de Raymond Belle), decidieron formar el grupo Yamakasi, que significa Cuerpo fuerte, espíritu fuerte, persona fuerte, en la lengua africana Lingala.

Los Yamakasi asimilaron una disciplina que consiste en preparar el cuerpo y la mente para desplazarse por cualquier entorno, ya sea urbano o natural, de una manera eficiente, rápida y bella, a la que llamaron Arte del Desplazamiento, cuya filosofía se basa en la no-competición, el respeto y la autosuperación. Este grupo difundió la disciplina mediante documentales, entrenamientos colectivos y cursos que hoy en día algunos de sus fundadores siguen organizando bajo el nombre de Majestic Force.

David Belle y Sébastien Foucan decidieron seguir un camino distinto a Yamakasi y renombraron la disciplina como Parkour. Más adelante Sébastien Foucan por su parte también decidió seguir su propio camino y eligió llamarla Free Running.

Podemos definir el parkour como una disciplina que consiste en desplazarse en cualquier entorno ya sea natural o urbano, usando las habilidades del cuerpo, procurando ser lo más rápido y fluido posible. En la ciudad esto significa desplazarse a través de los elementos que la conforman, tales como edificios, muros o mobiliario urbano.

La práctica del parkour implica preparación física, a través del entrenamiento y el acondicionamiento, y el aprendizaje correcto de las técnicas para ejecutar los movimientos, lo que se consigue a través de la repetición.

Se considera deporte, ya que es una actividad física, que se hace generalmente al aire libre. Pero se aleja de la competición y sujeción a normas, propios de la mayoría de deportes. Suele entrenarse en grupos en los que los traceurs aprenden unos de otros.

Una persona que empieza a hacer parkour va a ponerse a prueba, conociéndose a si misma de una forma que tal vez nunca se había planteado. Al mismo tiempo, va a empezar a desplazarse por la ciudad con otro punto de vista, conociendo el espacio urbano desde otras perspectivas.

En su propio barrio los muros y el mobiliario urbano que eran cosas cotidianas con una función clara y específica, van a adquirir la cualidad de retos físicos. Los va a convertir en partes integrantes de recorridos, que va a querer realizar.

Con esta nueva visión irá a otras zonas de la ciudad y descubrirá nuevos retos que querrá aprender a superar.

Seguirá entrenando, aumentando su capacidad física y mental, adquiriendo experiencia en las técnicas y desarrollando nuevas habilidades, que a su vez le van a permitir superar nuevos retos que se irá planteando al ver nuevas posibilidades en los elementos urbanos.

Así, se crea un proceso, nuevo y amplio, de descubrimiento de uno mismo y de la ciudad. Tal como dice Carlos Javier Ferrero Martínez, filósofo, es una forma de re-descubrir el cuerpo a través de la ciudad y de re-descubrir la ciudad a través del cuerpo. Con el avance de este proceso el parkour se interioriza como una forma de entender la vida. El traceur piensa que tiene un mayor dominio sobre sí mismo y también sobre la ciudad, con una visión más amplia de las cosas.

Además del uso normal que se hace del espacio público, como sentarse en los bancos o caminar por las aceras, el traceur tendrá nuevos objetivos y con ellos va a crear nuevas relaciones entre su papel de ciudadano y el entorno en el que habita. Y aunque tal como hemos visto el parkour no es algo nuevo, sí es desconocido para una parte importante de la población. Por lo tanto, estas nuevas relaciones que va a crear son además diferentes a las que ya existen en la sociedad.

Hacer parkour ofrece un punto de vista parecido al que tiene un niño cuando sale a la calle, queriendo conocer de qué es capaz y poniendo a prueba todo lo que le rodea, corriendo, trepando, saltando, escondiéndose en cualquier hueco y jugando con el entorno. Y desde pequeños ¿cómo nos suelen educar? “No te subas ahí, estate tranquilo, salte de ahí. Espérate a que lleguemos al parque”. Poco a poco nos van enseñando cuáles son los límites que imperan en la ciudad: los muros son elementos claramente delimitados que están ahí para impedir el paso entre una zona y otra, ya sea entre propiedades privadas o entre la calle y un jardín; los árboles son parte del ornamento público y están ahí para mirarlos y para limpiar un poco el aire; las barandillas son mobiliario urbano que están ahí para separar zonas o para sujetarse a ellas, etc.

Es una realidad que el traceur va a sobrepasar estos límites, suponiendo para la sociedad una diferencia muy llamativa con la conducta normal y una ruptura de la rutina a la que está acostumbrada.

Por ello es frecuente que durante un entrenamiento de parkour las personas que lo observan reaccionen y manifiesten posturas muy variadas. Por ejemplo, en el caso de los vecinos de un edificio hay quienes llaman a la policía, asustados porque creen que los traceurs van a colarse en sus casas, o advirtiéndoles que van a romper cosas. Por eso muchos piensan que hacer parkour es un acto de vandalismo. En el caso de urbanizaciones privadas, suele salir el conserje a comunicar que hay vecinos que no quieren que se entrene, aunque los muros sean de hormigón, imposible de estropear con las suelas de las zapatillas o con las manos. Las personas que reaccionan negativamente al parkour muestran poco interés por conocer qué se está haciendo.

A no ser que se trate de propiedades privadas, la policía no suele intervenir. El parkour como disciplina, no está reglada ni por los propios practicantes ni por la ley, por lo que al no ser ilegal ni legal se puede considerar alegal y no existe sanción alguna en la legislación actual, por lo que cuando viene la autoridad, si se trata de un espacio público lo más que suele hacer es pedir a los traceurs que entrenen en otra zona.

Los viandantes no suelen poner problemas. A veces advierten a los traceurs sobre su propia seguridad, pero en general reaccionar con admiración. Algunos preguntan simplemente si pueden observar los entrenamientos. Hay chavales que se acercan a pedir permiso para entrenar, pensando que los grupos son algún tipo de club privado. Algunos padres quieren saber si hay escuelas para llevar a sus hijos a que aprendan parkour y se han dado casos de padres agradecidos, considerando el parkour una labor social. Los niños casi siempre quieren imitar a los traceurs y muchos lo ven como un juego.

La reacción de la sociedad depende en gran parte del carácter con el que se muestran los traceurs. En general se tiene cuidado, no se quiere molestar a nadie y se tiene buena aceptación, sin embargo también hay algunos traceurs que tienen poco respeto y es más probable que reciban quejas.
Se han creado en algunas ciudades alternativas al entrenamiento en la calle en forma de parques exclusivos para parkour denominados parkour parks (como el de Londres), concepto que se aleja de la idea del parkour como actividad que se realiza en un entorno no prediseñado para el deporte. Sin embargo, constituyen también algo positivo, ya que difunde la existencia del parkour en la sociedad y no eliminan la práctica en el resto del espacio urbano, lo cual supondría crear nuevos límites dentro de la ciudad. Esta reflexión es aplicable también a los gimnasios de parkour, espacios que están diseñados por traceurs para un entrenamiento cómodo de las técnicas que después se podrán aplicar en la calle.

Como dice Dan Edwardes, traceur, el parkour es una disciplina verdaderamente completa que ofrece a quien la practica un nuevo modo de observar y gestionar las relaciones entre uno mismo y el ambiente, animando siempre a ser consciente de las posibilidades de movimiento y evaluar sus capacidades.

La reacción de la sociedad dependerá mucho del conocimiento que tenga. En general todavía hay mucha falta de información sobre el parkour. Es una disciplina que ayuda a autoconocerse aprovechando bien las cualidades físicas que todos tenemos. La realidad es que la gran mayoría de los traceurs se toman enserio su cuerpo y respetan los lugares donde entrenan. Debemos tener presente que como ciudadanos todos somos dueños del espacio urbano.

 

Referencias:
Esta ponencia se ha inspirado en los artículos de personas como
  • Dani Sampayo, traceur y difusor del parkour
  • Carlos Javier Ferrero Martínez, Doctorando en filosofía por la Universidad de Salamanca
  • Dan Edwardes, traceur y difusor del parkour, del colectivo Parkour Generations
El texto de este artículo es una adaptación del guión y las diapositivas que se utilizaron para la exposición. Si alguien está interesado en obtener los documentos originales, así como los vídeos que se utilizaron puede ponerse en contacto con nosotros mandando un email a alejandrocastro@gmx.es
Agradecimientos:
  • A Andrés Vázquez, traceur, por ayudar a desarrollar el contenido de la ponencia
  • A las personas que organizaron las Jornadas de Procesos Urbanos por hacer posible que esta información se compartiera.

UM Parkour

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