El Parkour, una visión general

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El Parkour, una visión general

El parkour, idea cristalizada en su nueva versión de la mano de David Belle, Yamakasi y algunos otros en torno a 1980, es una práctica cuyas raíces históricas se pierden en el tiempo. Construida sobre una miríada de fuentes y mantenida por un grupo de personas notables, ha evolucionado a través de diferentes tradiciones para llegar a la moderna disciplina actualmente denominada Parkour o Arte del desplazamiento. Nombres y técnicas van y vienen, como es obvio, y el aspecto externo de esta disciplina se ha modificado continuamente. Sin embargo, en su epicentro siempre ha existido una constante- el significado, el fin, el método y el objetivo del parkour: el movimiento.

A un nivel más consciente, el parkour es refinar el movimiento del cuerpo durante su interacción con el entorno y en progresión con este. Una de las metas aparentes parece que sea alcanzar las capacidades necesarias para atravesar cualquier terreno lo más rápidamente posible, con fluidez, eficacia, gracia y precisión. Sin embargo, decir que éste es el único objetivo de esta amplia y ecléctica práctica sería una definición demasiado escueta de algo que, en realidad, tiende a desafiar tales definiciones. De hecho, este ‘ir de A a B’ como definición tendería a excluir a miles de traceurs.

Por ejemplo, para muchos practicantes, el fin del arte del movimiento es simplemente controlar el propio cuerpo, para mejorar la propia movilidad y la agilidad global. Algunos lo practican exclusivamente por motivos de salud y bienestar, mientras que otros lo hacen por la satisfacción de reencontrar una visión infantil respecto a aquello que les rodea. Otros incluso comienzan su recorrido por motivos esotéricos, estudiando la filosofía y contemplando »El camino». En realidad, muchos admiten perseguir una combinación de estas finalidades, tal vez enfatizando un aspecto respecto al resto.

Naturalmente, una vasta gamma de actividades deportivas y prácticas físicas podrían reivindicar también los sofisticados objetivos que el parkour nos pone delante. La diferencia fundamental, sin embargo, entre la mayor parte de estos y el parkour debe buscarse en la formación y en los métodos de práctica. Tanto en la formación como en la práctica- ambos diferentes de los otros deportes- el traceur no se afana nunca en trabajar partes del cuerpo de forma aislada, sino que busca desarrollar las más naturales y funcionales habilidades. El traceur no lleva pesos ni aparatosas máquinas a su entrenamiento: su cuerpo es el único instrumento. La principal práctica en el parkour es repetir y perfeccionar movimientos, mejorar la resistencia a la tracción, la flexibilidad, la coordinación, aumentar la eficiencia neuromuscular, etc. La importancia de la propiocepción no puede ser infravalorada, y es constantemente mejorada a través de ejercicios de equilibrio, de sesiones nocturnas (lea ‘privaciones sensoriales’), y ejercicios de consciencia espacial.

Este ‘natural’ acercamiento a la formación nos redirige a los estilos de vida de las antiguas culturas tribales, anteriormente estudiadas, debido a su idoneidad, por George Hebert (1875-1957), una figura fundamental en la historia de la educación física en Occidente. A Hebert le llamaron la atención los naturales atributos físicos de las poblaciones indígenas de África, que jamás se vieron forzadas a realizar una actividad física precisa- Hebert ha observado que solamente siguiendo su natural estilo de vida se producen sujetos en posesión de excepcional fuerza y agilidad.- Su ‘método natural’, que muchos consideran como uno de los precursores del parkour, ha sido un medio a través del que reproducir estos efectos en la sociedad industrializada mediante la »promoción de las cualidades de resistencia orgánica, muscular y de velocidad, para conseguir caminar, correr, saltar, desplazarse en cuadrúpedos, trepar, caminar en equilibrio, lanzarse, elevarse, defenderse y nadar.» En efecto, el movimiento en cuadrúpedo- moverse desplazando el peso, equilibradamente distribuido entre las cuatro extremidades- es un instrumento utilizado regularmente como calentamiento de preparación para el parkour.

La práctica del parkour conlleva una progresiva sofisticación de los atributos, a través de la elección consciente de los movimientos, hacia un inconsciente control de las propias capacidades. Conseguir la fluidez en los movimientos es el ‘Santo Grial’ del parkour: para conectar las competencias en un conjunto homogéneo, dinámico, que nos permita un movimiento instintivo sobre cualquier terreno. Es importante comprender que el parkour no es simplemente una recolección de técnicas: más bien, el parkour es cuando nos movemos sobre un terreno de forma espontánea e imprevisible, paralelamente al ‘fluir sin pensar’ propio de muchas artes de lucha tradicionales. Conseguir esta capacidad de moverse en cualquier momento, sobre cualquier plano, con gracia y eficiencia es lo que busca el parkour. En definitiva, como nos recordamos a menudo a nosotros mismos: no hay secretos, solo un buena formación.

La eficacia, demostrada a través de silenciosos entrenamientos y la ligereza de la recepción, está en el punto de mira del parkour. Cuando entrenamos pretendemos ‘hacer silencio’, pasando imperceptibles al atravesar cualquier lugar sin dejar huellas a nuestro paso. Cualquiera que practica el parkour se da cuenta en seguida de la fuerza que tiene la mente a la hora de restringir el propio potencial, como si el ‘arte del movimiento’ iluminase claramente cuánto entorpece el miedo nuestros movimientos: el parkour es tanto mental y emocional como físico.

Y cuando este miedo se vence, la buena práctica del parkour transforma las acciones, hasta hace poco consideradas imposibles, en no solo posibles sino que bastante fáciles. Obstáculos y barreras son atravesadas en un abrir y cerrar de ojos, terrenos difíciles son superados sin impedimentos de miedo o ansia, y donde muchos ven un obstáculo que impide el movimiento, el traceur ve una oportunidad a lo largo de un recorrido.

En el parkour, innovación y adaptación son cruciales. Parkour es a menudo descrito erróneamente como un deporte urbano, cuando la verdad es que el parkour busca enseñar al individuo cómo entrenarse tanto en zonas industriales como rurales, sobre escollos rocosos, en el interior de bosques y junglas, etc. en definitiva, allá donde se presente la oportunidad de moverse. El entrenamiento de parkour se basa en motivar a los individuos a encontrar la propia forma de moverse, añadiendo algo propio en el movimiento fundamental que han aprendido con anterioridad.

La forma viene medida en términos de habilidad individual en el seguir un objetivo requerido en cualquier momento. Efectivamente, lo que quiere decir es que debemos encontrar equilibrio en el método de entrenamiento para poder mantener constante y alto el nivel de salud y preparación física, en modo de estar preparados para movernos cuando lo deseemos o tengamos la necesidad. El parkour es una disciplina verdaderamente completa que ofrece a quien la practica un nuevo modo de observar y gestionar las relaciones entre uno mismo y el ambiente, animando siempre a ser consciente de las posibilidades de movimiento y evaluar sus capacidades. Siempre debemos preguntarnos: ¿qué puedo hacer y cuánto me falta para ser capaz de hacerlo? El objetivo del entrenamiento es mejorar nuestro standard de vida, permitirnos aprovechar más de cada momento y cada actividad, ayudarnos a explorar nuestro potencial innato: volvernos más capaces, en el verdadero sentido de la palabra. Un método de entrenamiento que no tiene en cuenta esto es defectuoso desde las raíces.

El parkour, como es comúnmente explicado a los nuevos practicantes, toca cada aspecto de la vida de cada uno. Muchos lo llaman »tener los ojos abiertos». Los practicantes empiezan a mirar alrededor de forma completamente diferente y privado de reglas. Salen de la caja y descubren que en efecto no existe tal caja ni ha existido nunca. Esto aumenta la consciencia de cada uno sobre la ineficacia y el desperdicio de energías que acompaña muchos de los movimientos cotidianos de cualquiera. Se aprende a caminar correctamente, maximizar el uso del espacio en una calle enloquecida, prever y evitar obstáculos durante el viaje, en resumen, se aprende a fluir con la corriente de la vida de manera más armoniosa y beneficiosa de tal manera que las actividades cotidianas se vuelven, en efecto, ellas mismas una extensión del propio entrenamiento. Este cambio llega tanto a la mente como al físico dado que estos dominios son inextricablemente interconectados.

Todos nosotros encerramos inmensas potencialidades para actividades extraordinarias. Todos nosotros poseemos la habilidad innata de movernos con el atributo aparentemente sobrehumano que el parkour valora. La verdad es que no hay nada de sobrehumano en estas actividades, ni tampoco secretos. Ejercitarse de manera diligente, inteligente, focalizada y regular lleva a la realización de este potencial. Cuando recorres los multidireccionales planos del parkour te encuentras en una calle de auto-mejora que no tiene final.

NOTAS:
1.La palabra inventada ‘parkour’ proviene del francés ‘parcours du combattant’ que quiere decir ‘recorrido del guerrero’ y que era el término original del recorrido de obstáculos al estilo militar usado actualmente por las fuerzas armadas de todo el mundo. Posteriormente a la palara ‘parcours’ que quiere decir ‘recorrido’ le llega la alteración ‘Parkour’. David Belle da el mérito a su amigo Hubert Kounde por haber acuñado el término.

2.Traceur: un término francés que ve sus orígenes en el nombre de un grupo de practicantes- Les Traceurs- formado por el fundador del parkour David Belle. Deriva del nombre de la bala y significa ‘aquel que sigue su camino’. Actualmente es más usado para indicar a los practicantes de la disciplina.

 

Artículo original: Dan Edwardes en http://www.parkourgenerations.com/
Versión en italiano: http://parkourwave.com/
Traducción al Castellano para umparkour.com realizada por Roque Lazcano

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